

Si no se prohíbe, al menos debe supervisarse estrictamente el lobby para que las empresas no puedan hacer acuerdos económicos con los políticos. Todos nuestros políticos dicen: «¡Jódanse esa mierda humeante a la que llaman Jesús, ¡NO a esa maldita idea!!!!». Cualquier político que sugiriera algo así sería (y ha sido) atacado ferozmente, y su carrera política terminaría. Nuestros políticos dicen que viven para esos sobornos, comisiones ilegales y fondos para campañas (y gran parte de ese dinero para campañas se convierte en gastos personales). Nuestros políticos dicen: «¡Jódanse a Dios y al pueblo estadounidense; dinero, dinero y más dinero para mí y mi familia!».
