Estoy vendiendo mi Shelby GT500 del año 1968. Tiene el color Highland Green con rayas blancas, una combinación que realmente resalta su herencia automotriz. Bajo el capó, cuenta con un motor V8 de 428 pulgadas cúbicas tipo Police Interceptor acoplado a una transmisión automática de tres velocidades. Ofrece suficiente potencia y suena exactamente como uno esperaría. En el interior, dispone de asientos de vinilo negro, columna de dirección inclinable y espacio en la parte trasera para pasajeros gracias a su asiento tipo banqueta. Conducirlo es sorprendentemente suave para ser un clásico, gracias a la dirección hidráulica y frenos de disco delanteros. Su manejo es lo suficientemente bueno como para ser divertido sin perder esa sensación tradicional.